...y es que hasta a jesús lo traicionaron, tal vez la enseñanza de la historia no es otra que, "No confíes en nadie", la traición es una constante en la condición humana, no importa cuan fuerte sea el vínculo, el lazo de "amistad", ocurre hasta en los mejores círculos sociales, los ¨más santos¨ o , el más santo siempre resulta ser el más mosquita muerta, porque casi siempre son los que predican de dientes para afuera, absolutamente convencidos de que son lo mejor en cuanto comportamiento humano, para hacer esto verosímil necesitan de la ayuda de sus compañeros, quienes pecan de ingenuos, no porque no sepan que todo es una patraña; cuando se llega a lo que se puede llamar una verdadera amistad ya han caído todas las máscaras, el error está en confiar en que ese comportamiento deplorable del que se es testigo múltiples veces es sólo con los demás y que por alguna razón divina tu estás exento de ella, sí, el que tira la piedra y esconde la mano nunca se fija a quien le cae, o si lo hace, pero sólo para cerciorarse de a quién le hace el daño, no es que realmente le importe, pero con todo lo que predica no puede escapar de sentirse culpable. Al final, igual que sucedió con judas, es la culpa lo que siempre le persigue como una sombra, lo que prima sobre esa hazaña tan heroica sobre su carácter débil e influenciable, que va contra todos los principios de los leales antihéroes, porque para tener carácter hay que tener principios, incluso si se va en contra de lo preestablecido.
Es tiempo de decirlo, no me importa si lo quieres oír, pero en el fondo realmente espero y aspiro a que seas diferente. Al menos eso creí. Al menos esa fue una de las cosas por las que te elegí, si ya sé, probablemente eso no sea una gran orgullo para tí, pero es privilegio de pocos. Y es que...es tanto reflexionar para no llegar a ningún lugar, que a veces un impulso, por pequeño que sea, no se puede dejar pasar, a veces resulta ilógico, a veces sale bien, a veces mal, pero eso no importa, no nos detiene, aunque nos hace dudar; no podemos explicar el por qué de todos nuestros actos, a veces, solamente, simplemente se dan. Tal vez fue un error como los que absurdamente suelo cometer, con toda convicción, no te preocupes, aunque a veces llego más lejos de lo que pensaba iba a llegar, se asumir el alcance de mis actos, y no me voy a pedir perdón, no me lo voy a reprochar, ciertamente quisiera, pero no me da igual, pero quizá pronto lo hará y quizá no sólo de mí dependa esa decisión; sin embargo no te voy a culpar, tal vez tome el camino fácil y me olvide de todo, o tal vez empiece un juego para ver quién pierde más, ninguna de las dos opciones me agrada, tal vez tú puedas sugerirme una más.
