Ella tan casual, tan malintencionada, tan ingenua, deseando, variando. Una vez más pasará la noche en vela, reorganizando, archivando y sólo por unos pocos minutos riendo o llorando. Será un proceso largo pero la noche es larga, la oscuridad acogedora y la soledad la más fiel de las amigas.
Le disgusta el lento pasar de las horas sin llegar a nada, sin poder conciliar el sueño para desconectarse y no pensar. Aún así no quiere que llegue el amanecer porque sabe que antes de levantarse de su cama tendrá lugar una gran decisión o en el peor de los casos tendrá que soportar otro día lleno de luz en el que priman las sombras, un día más de rostros desconocidos, gestos hipócritas, preguntas estúpidas, acciones desmotivadas, excusas, mentiras, sólo sonreír y asentir, otro día evadiendo el mundo real, otro día sin encarar el tedio de la monotonía.
Ella aparentemente tan ilusa, tan dispersa, tenía un amplio conocimiento de sí misma y de los demás, aunque más de una vez deseaba perder esa última cualidad, con frecuencia dejaba pasar las cosas, simplemente porque ya desde antes conocía, no es que quisiera algo para siempre, simplemente quería poder sorprenderse, encontrar a alguien cuyo comportamiento no pudiera conocer con antelación; a veces bastaba sólo con una mirada a los ojos y pocas palabras para saber como iba a continuar, algunos eran más reservados y por tanto más difícil de indagar, pero siempre terminaba ganando el tan conocido “piensa mal y acertarás”.
Intentó omitir todos sus conocimientos sobre comportamiento humano, dejar de analizar la situación, no pensar en la reacción, si era predecible o no, escuchar sus palabras románticas sin relacionarlas con una (no tan) popular canción de amor, aunque aún se preguntaba por qué hacían esto en lugar de dedicar la canción, sería tan difícil expresar los sentimientos sin recurrir a las frases de alguien mas, muchas veces lo intentó , sin éxito, pero lo intentó, por más que ponía de su parte siempre llegaba al punto en que no podía dejar de escuchar X nombre sin que la inconfundible sensación de aburrimiento recorriera su cuerpo.
Hasta que ese alguien llegó y su vida adquirió una nueva gama de colores el escarlata de la pasión, el púrpura con el matiz del misterio, de lo inesperado, el mejor de todos, el sepia de su mirada, el dulce de lo prohibido.