Tengo un colérico escalofrío recorriendo cada vértebra de mi espalda.
Tengo un vacío en el pecho y las ganas más inaguantables de llorar.
Tengo la tristeza tatuada en la mirada y tú no dices nada.
Después de incontables silencios, evasiones y censuras, me lo dijiste todo en cinco palabras.
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